reflexiones nocturnas

 

Saludo desde la soledad de la fundación a las 9.30 de la noche, cuando ya no queda nadie, salvo los trabajadores nocturnos de la residencia y hay casi un silencio absoluto si no fuera por el ruido del ordenador, que ahora parece mucho más alto de lo normal.

 

Yo me iba ir ya a casa, porque considero que es una buena hora para ir a cenar y además acaba de empezar el partido de España contra Alemania, pero de repente me han llamado, cuando ya estaba a 100 m de italianos, diciéndome que tenía un nuevo email que tengo que ver antes de mañana porque mañana, en realidad solo tiene 6 horas y es necesario que todo esté lo mejor posible, contando con que lo posible no es lo perfecto, ni siquiera lo esperado hace solo unas horas.

 

Nada especial en realidad. Pero como estoy aquí, esperando a que llegue ese email, que no llega, me ha parecido interesante hacer este comentario ya que, total, esto (y más) es algo que todos hemos hecho alguna vez  (y más)

 

La sensación no es del todo mala y desde luego no desconocida. A mi me recuerda a las noches de entrega durante la carrera en las que te ponías la repetición de gomaespuma nocturna, la jarra de café al lado y de repente se hacía de día... y tú pensando ¿como es posible que hayan pasado tantas horas? y ¿por qué me duele tanto la espalda?

 

Hoy la noche no será tan larga, seguro, aunque mañana sí que hay una entrega. En fin, reflexiones nocturnas que todos hacemos cuando nos encontramos por sorpresa en situaciones que no deberían sorprendernos lo más mínimo.